lunes, 24 de noviembre de 2008

Arte

El arte en realidad no existe, es una invención ficcional, una especie de divinidad, un ídolo. Pero prefiero hacer como que creo en él, para luego atribuirle elementos y poder dedicarme a hacer nada. Pues que es el arte sino eso? Nada. Al igual que como lo hicieron las religiones diré que mi arte lo hago para alimentar el alma. en verdad con mi arte no produzco alimentos, ni construyo casas ni vestimentas. ni siquiera entretengo, porque para eso existe el cine comercial. Será un juego constante, al estilo Lars Von Trier,me impondré limitaciones, y me justificaré ante los que me conocen con una causa noble (en su caso fue Dogma 95) y así el fracaso será de mártir y el triunfo de héroe. Una de las cosas que más me gustan del cine es mirar su historia y ver como su lenguaje se va desglosando y ramificando en diferentes estilos y tendencias, cada ves a troncos menos gruesos, ramas más delgadas, hasta llegar a los pequeños microuniversos de los diferentes autores en el cine de autor. Ver esos microuniversos, que no solo son cine, sino que son una vida entera, una historia social que está detrás, una forma de pensar y de ver las cosas. Por que lo que hace el artista es ver de una determinada forma las cosas que suceden a su alrededor. Luego las codifica para hacernos ver esas cosas a través de su lente. En el caso del cine es el lente de la cámara. Luego nosotros vemos a través de sus ojos, como en el film "hasta el fin del mundo", de Wim Wenders, en donde la historia se centra en una máquina que puede hacer ver a los ciegos grabando material que veían los ojos sanos de otros, quitandoles un poco de su vista. En realidad los que son como nosotros nos parecemos un poco a Trevor, el personaje de esa peli, que viajaba por el mundo buscando imágenes para su madre ciega. Recorremos miles de rincones buscando imágenes. Perdemos nuestra vida entera en ello, viajando en busca de esas imagenes que en un principio tenemos dentro pero que sabemos existen en algun lugar de este mundo, las hayamos o las creamos a través de utileria de escenario, para luego ser proyectadas un par de horas en un cine. Y luego zarpar nuevamente para proyectar aun más "mundo condensado" sobre la retina de miles de espectadores ciegos. Así podemos ver en unas cuantas horas lo que viajes de toda una vida fueron... Tarkovski, Kubrick, Lynch, Godard, Truffaut, Hitchcock, Herzog, Murnau, Lang, Christensen, Eisenstein, Griffith, Chaplin, Melie, Welles, Rosellini, de Sica, Fellini, Pasolini, Antonioni, Trier, Buñuel, Kurosawa, Bergman, Bresson, Noe, Coppola, Scott, Spielberg, Scorssese, Rohmer, Allen, Wenders, Kusturika, Tarantino, Almodovar, de la Iglesia, Ki Duk, Van Sant, Ruiz, González Iñarrítu, Subiela, Polanski, Weingartner, los Dardenne, Schlondorff, Yimau, Gondry, Kar-Wai, Gilliam, Tornatore, y no recuerdo más.... Ellos perdieron su vida recogiendo con su cámara lo que luego se proyectaría en nuestros ojos, para hacernos ver otros mundos, otros microuniversos, intensos, condensados e infinitos, resultados de una larga peregrinación...

5 comentarios:

APRR dijo...

Esas imagenes que son recubiertas de sensaciones fascinantes para aquellos que estamos ciegos y deseosos de ver.
¿somos culpables de ser tan ambiciosos con las imagenes?
Es vuestra culpa como creador de la imagen, ser un martir, o es nuestro favor que sea un triunfante?

Joseto dijo...

nadie es culpable de nada. no creo en esa "culpa de haber nacido", en esa culpa de ser, si nadie eligió nacer. Y en la sociedad en las que nos tocó nacer somos ambiciosos, así funciona el sistema, a costa de nuestra infelicidad. De esa necesidad que nunca será satisfecha. y eso de martir o heroe es una ironia de lo anterior, del papel sin sentido del artista recubierto de colores ;)

TituBa! dijo...

no sé cómo llegué, ni entiendo todavía de qué la va. pero me diste ganas de decir muchas cosas.

en primer lugar, para mí el arte es la búsqueda de transmitir ideas salteándose la razón (obviamente creo que existe). sisi, digo IDEAS, porque hasta el más hueco cine de entretenimiento hollywoodense esconde la crudeza de la realidad para mostrar y contagiar alegre conformidad con el estado de las cosas. volviendo, el arte busca generar sensaciones, no dar razones, y eso lo distingue. ahora que lo pienso, no creo que pueda cerrar esta idea. debe ser el sueño.

en segundo lugar(y último, porque después de ésto sí que me voy a dormir), no estoy de acuerdo con esa visión de "iluminado" del artista. un artista no ve más que el resto, no muestra lo que otros no pueden ver. se me vienen a la cabeza unos personajes de "los viajes de gulliver" (sisi, el de los enanitos liliputienses). en uno de sus viajes (no el de liliput, otro) llega a un lugar habitado por matemáticos, físicos, grandes conocedores del funcionamiento de todas las cosas. resulta que estas personas tan inteligentes vivían perdidas en sus pensamientos, y no podían prestar atención a nada más. para poder sostener una conversación, tenían un criado que les golpeaba las orejas despacito todo el tiempo. si tenían que mirar algo, el criado les golpeaba al lado de los ojos. y así con todo. yo creo que ese es el rol del artista. golpear a las personas despacito para que escuchen y vean un poco más allá.

uf, me fui al carajo escribiendo tanto. y ni siquiera sé si dije algo interesante. perdón y buenas noches.

Joseto dijo...

Me gustó ese cuento...

TituBa! dijo...

(por aquí.) estoy totalmente de acuerdo contigo en que toda definición que pueda esbozar de la palabra arte es efímera. tardo apenas minutos en descartarla o discutirla. pero en este caso tu argumento no es válido: yo nunca dije que el arte no requiriera de la razón del artista, lo que dije (y al menos hasta hoy sostengo) fue que busca esquivar la razón de los demás. a mí no me interesa que un crítico decida si algo es arte por el uso correcto de la técnica o la razón, a mí me interesa lo que despierta en quien simplemente lo mira con los sentidos abiertos, limpios de teorías.

por último: a mí me gusta que escribas tus pensamientos como se suceden... ningún vuelo mental que valga carece de contradicciones, porque de ellas nacen las preguntas que lo hacen crecer.