miércoles, 26 de noviembre de 2008

TITULO 3 Los olvidados (1950) Luis Buñuel

La introducción de la película, con una voz en off me dijo:
“Las grandes ciudades modernas, Nueva York, París, Londres, esconden en sus magníficos edificios hogares de miseria que albergan los niños mal nutridos, sin higiene, sin escuela, semilleros de futuros delincuentes. La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito es muy limitado. Sólo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los derechos del niño y del adolescente para que sean útiles a la sociedad. México, la gran ciudad moderna no es una excepción a esta regla universal, por eso esta película está basada en hechos reales. No es optimista y deja la solución del problema a las fuerzas progresistas de la sociedad”
Una gran tragedia universal, un drama social cotidiano. La pobreza, los círculos de violencia, la falta de amor, un lamento intenso que va desde el relato hasta la fotografía. Todo ello condensado en una pesadilla en la que cada segundo todo se vuelve más denso. Fatalidad, niños jugando a ser adultos, cigarros, provocaciones, demostrar quien es el más macho. Todo a causa del miedo y la inseguridad. Al parecer nada tiene intención, nadie es conciente de ningún acto
La historia se dispara luego de que un joven, el Jaibo, escapa de la escuela correccional. El Jaibo es una leyenda, no le tiene miedo a nada ni nadie. Es admirado por su pandilla, en su mayoría niños menores que él. La piedad no existe en ese mundo. El caos se engendra cuando el Jaibo mata en presencia de Pedro al muchacho que supuestamente tuvo la culpa de que lo enviaran a la correccional. A partir de allí, los destinos de Pedro y del Jaibo estarán fatalmente unidos. El Pedro es un niño de alma pura, que es presionado por las circunstancias y la falta de cariño a ser como el Jaibo, asesino de indefensos, ave carroñera.
Un lamento agónico que esconden las colosales ciudades modernas, repletas de seres olvidados. Ellos, los olvidados, son los seres marginados dentro de una sociedad individualista. El núcleo familiar desecho con una madre que no ama a su hijo. La otra búsqueda del amor maternal de parte del Jaibo que desemboca en la edípica seducción de la madre de Pedro (una de las escenas más provocadoras en posturas y miradas que he visto en mi vida). Un ciego abandonado lamentándose por un pasado que fue mejor, sin ser escuchado por nadie y burlado por todos. Un niño abandonado por su padre que prometió volver. La demencia de una sociedad que castiga a seres a los que ella misma impuso un destino, donde la única forma de sobrevivir es haciendo "el mal"
Es extraña la paradójica mezcla de neorrealismo y de surrealismo. El contexto general es expresado realistamente, mientras que el drama interno de Pedro es onírico, al más puro estilo Buñuel. El simbolismo de los huevos y la leche, símbolos de interacción entre la naturaleza y el hombre, la naturaleza comprensiva. El intercambio de leche y huevos entre los diferentes sexos, la materialidad expresada en ellos. Lo más puro que les queda, la fuente de la vida.
El asesinato de Julián presenciado por Pedro hace estallar su conciente y su inconsciente en remordimientos. Todo desemboca en deseo de muerte, matar por la espalda a un ser indefenso. La gallina, las aves, dadoras de vida, son cruelmente apaleadas hasta la muerte por la madre, desahogando su dolor, frente a los ojos de Pedro. Es la misma escena del asesinato. La misma escena se reitera nuevamente más tarde, como una espiral de pesadilla inevitable. Pero está vez cometida por él. Ahora él es el asesino de Julián, como en una pesadilla ahora él es el asesino de la gallina.
En “los olvidados” los malos mueren. Los buenos también... ¿no es absurdo? Sí, lo es. La vida es absurda, no es como suelen contarla las películas, el destino es mucho más incierto y azaroso. Los deseos, las búsquedas, las pasiones, lo encontrado y lo desencontrado, son los que mantienen a la vida. Es ilógico pensar en un karma, en un cielo y un infierno. La vida es aquí y ahora.
Lo peor de todo es que esta historia continua a diario más allá del cine, fuera de la pantalla es un drama real. Se puede decir que es de esos films que se sufren, pero no es así. Se sufre por el mundo, por lo que está allá afuera, no por la película.
Y ahora las perturbadoras imágenes del sueño de Pedro. Lo atractivo de los sueños es que condensan toda la interioridad de un personaje, y Buñuel si que sabe de sueños. Recordemos que el movimiento surrealista del cual fue parte nace de los cuestionamientos nacidos del psicoanálisis (eso más la destrucción nihilista del dadaísmo):

2 comentarios:

APRR dijo...

asi como los olvidados, perfectas victimas de la globalizacion, del sistema, de la eventual crisis economica, un anarquista.
"Se sufre por el mundo, por lo que está allá afuera, no por la película.".
muchos sufren (sufrimos) por eso, hasta sentir impotencia de que sea cierto y no una pesadilla.
frases inconclusas para una sensacion inconclusa.

Joseto dijo...

"¿Qué pasa en la Tierra que el cielo es cada vez más chico?

El siglo se muere y no cambia más,
está agonizando en cualquier hospital,
nosotros tenemos la culpa y hay que solucionarlo.
Llamemos al débil y al orador, al mozo, al poeta,
al músico, al peón.
Llamemos a todos los hombres, que el banquete está listo"